jueves, 2 de abril de 2015

La fragilidad de los refugios personales en El héroe discreto de Vargas Llosa y noticias de nuestras lecturas.



De una manera o de otra, los personajes principales de El héroe discreto de Vargas Llosa buscan construir un refugio personal ante un mundo hostil y duro, lleno de insatisfacción, en el que casi nunca tienen éxito los valores positivos. Hasta lo logrado por el trabajo honesto y constante -remarcado continuamente por el autor como algo positivo- tiene la contrapartida de la amenaza mafiosa -como la tiene el coraje de quien se enfrenta a ella- o la mala cabeza de los herederos que dilapidarán lo que se construyó con tanto esfuerzo. Por eso algunos se afanan en construirse un pequeño lugar en el que refugiarse dado que pocas veces la familia, el amor, las relaciones laborales o la sociedad pueden servir para ello. Buscar un paraíso para encerrarse y vivir casi una vida paralela a la que trascurre fuera de él. 

Lo hace Felícito Yanaqué poniéndole casa a su amante, Mabel, y viviendo allí como si fuera un paraíso amoroso que podría parecer ajeno al ruido exterior. Fuera de esas paredes se encuentra un matrimonio infeliz, una vida de duro trabajo. Cuando Mabel regresa a casa después de su secuestro, es tan fuerte lo que siente Felícito ante el temor de la pérdida que no le importa manifestar sus emociones ante los policías y parecer débil y hasta poco digno. La misma Mabel, cuando teme perderlo todo siente esa relación con el empresario como su refugio más que como una cómoda forma de vida de la que se está aprovechando y se lamenta por su mala cabeza.

Pero donde más intensa aparece esta sensación es en el refugio construido por don Rigoberto. Un doble refugio porque ya lo es, en primer término, su matrimonio feliz y cómplice con doña Lucrecia pero en él se atisba el delicado juego de las relaciones sociales y el extraño comportamiento de su hijo Fonchito.  No le puede bastar a don Rigoberto con ese primer refugio puesto que en él anida el reproche a su propia cobardía por no haberse atrevido a vivir como él quiere desde su juventud. Y construye en el despacho de su casa ese segundo refugio que le llena: rodeado de libros, arte, música. Hasta ahora le ha bastado con eso y algún viaje por el mundo, en vacaciones, para disfrutar de exposiciones, lugares con encanto, espectáculos teatrales, que luego recuerda escuchando los discos grabados por sus músicos favoritos o repasando los catálogos de las exposiciones que visitó. Por eso mismo desea tanto llegar a su jubilación y poder vivir plenamente su vida como si toda ella trascurriera en ese paraíso, para eso ha ahorrado, para eso planea jubilarse antes de tiempo.

Sin embargo, el apoyo leal de don Rigoberto a la decisión de su jefe y amigo, Ismael, de contraer matrimonio con Armida derribará con facilidad las paredes de su refugio. Su nombre se ve implicado en el escándalo y traído y llevado por la prensa, las redes sociales y el cotilleo de la sociedad limeña, los herederos de Ismael desatan contra él un acoso personal y judicial, consiguen detener su jubilación anticipada y le acusan de comportamiento desleal contra le empresa. Vive todo ello con angustia y temor: "Ahora, con el escándalo, de nada le valía buscar la soledad del escritorio". Su verdadera vida, como él mismo se dice, es la que vivía en aquel despacho, lejos "de las pólizas y los contratos de la compañía, de las intrigas y menudencias de la política local, de la mendacidad y el cretinismo de la gente con la que estaba obligado a tratar a diario".

Sin embargo, todo refugio acaba por demostrarse frágil e insuficiente y el mínimo error de cálculo acaba por destruir cualquier espacio civilizado y propio, como concluye don Rigoberto, "la barbarie termina por arrasarlo todo". Y el mundo parece atisbar cualquier grieta.

El jueves de la semana próxima terminamos con los comentarios de El héroe discreto, de Mario Vargas Llosa. La siguiente lectura será Sefarad de Antonio Muñoz Molina.

Noticias de nuestras lecturas

Luz del Olmo recupera su ejemplar de la novela pero descubre que este le exige sus propios lugares de lectura y ritmos que se ajusten con el argumento.

Paco Cuesta se aproxima con mucha agudeza a mensajes diseminados por la novela más allá de la trama argumental: un abanico amplio de cuestiones que deja sobre la mesa Vargas Llosa para retratar en lo malo y en lo bueno la sociedad peruana.

Mª Ángeles Merino cuenta la historia en diálogo con Fonchito, un secundario que quizá también tenga algún pliegue más del que parece...

Myriam Goldenberg nos regala un análisis minucioso y plenamente acertado de las relaciones sentimentales entre Felícito y Gertrudis. No te lo pierdas.


Pancho escribe una excelente aproximación a los aspectos morales y religiosos de la sociedad retratada en la novela de Martín Gaite. Una buena forma de recordar esta lectura.

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

4 comentarios:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

En esta ocasión, seguiré la lectura con sus entradas guía y con las aportaciones de las lecturas de los compañeros.
Quiero procurar ponerme al día con los libros de José Antonio Abella, José Fernández-Arroyo y José Sánchez Rojas.

Abrazos

Paco Cuesta dijo...

A veces, algunas veces, nos aferramos a una mentira "piadosa" porque es la única tabla de salvación que la vida nos ofrece -o que nosotros vemos- ese pequeño espacio nos proporciona la breve pero gratificante felicidad que por otro lado se nos niega. Digo.
Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

¿El Paraíso? Ya lo dijo el autor en otra de sus novelas: "El Paraíso en la otra esquina".

Felicito y Rigoberto buscan su pequeño paraíso, su recinto particular, pienso que como todo ser humano en mayor o menor medida, depende de posibilidades. Y, como a todos, pronto ven aparecer las grietas.

La búsqueda de la felicidad, las creencias religiosas, los prejuicios raciales en un país mestizo, la relación de los padres con los hijos, la prosperidad económica peruana que no llega a todos, la relación hombre mujer con una fuerte carga de machismo...Vargas Llosa incluye muchos temas junto al de la heroicidad de los héroes discretos. ¡Y el diablo! ¿Desvelaremos el misterio de Fonchito y Edilberto Torres?

Y la heroína discreta, Armida, que se colocará en la intersección de las dos historias.

No digo más. Feliz Viernes Sábado y, sobre todo, el Sábado Santo...

Besos





Abejita de la Vega dijo...

¿El Paraíso? Ya lo dijo el autor en otra de sus novelas: "El Paraíso en la otra esquina".

Felicito y Rigoberto buscan su pequeño paraíso, su recinto particular, pienso que como todo ser humano en mayor o menor medida, depende de posibilidades. Y, como a todos, pronto ven aparecer las grietas.

La búsqueda de la felicidad, las creencias religiosas, los prejuicios raciales en un país mestizo, la relación de los padres con los hijos, la prosperidad económica peruana que no llega a todos, la relación hombre mujer con una fuerte carga de machismo...Vargas Llosa incluye muchos temas junto al de la heroicidad de los héroes discretos. ¡Y el diablo! ¿Desvelaremos el misterio de Fonchito y Edilberto Torres?

Y la heroína discreta, Armida, que se colocará en la intersección de las dos historias.

No digo más. Feliz Viernes Sábado y, sobre todo, el Sábado Santo...

Besos