viernes, 13 de octubre de 2017

Un club de lectura mal visto por los moralistas y noticias de nuestras lecturas


Varias cosas son las que deben interesarnos en la primera colección de novelas de María de Zayas más allá del interés argumental o de estilo. Son cuestiones que demuestran el conocimiento que la autora tenía del género y de la sensibilidad del público al que va dirigido.

La referencia fundamental del género es el Decamerón de Boccaccio, una colección de historias escritas a mediados del siglo XIV. Tuvo un impacto inmediato en todas las literaturas europeas. Los argumentos y temas de la colección son muy variados, algunos tomados de cuentos de tradición persa y árabe conocidos en Europa a través de la literatura castellana medieval, otros apropiados para el nuevo mundo urbano que nacía en Italia. La unión entre estas historias consistía en un marco narrativo en el que se cuenta que un grupo de jóvenes (7 mujeres y 3 hombres) huyen de la peste que asoló Florencia en 1348 refugiándose en una villa cercana a la ciudad y, para entretener las veladas ordinarias cada uno se encarga de una narración al día. Boccaccio se dirige fundamentalmente al público femenino, con lo que identifica plenamente al público que consumía este tipo de narraciones. No tardarían los moralistas en identificar el problema: historias, no siempre recomendables, que se dirigen a los jóvenes y, especialmente, a las mujeres. De ahí la censura y condenas morales que se dirigieron ferozmente contra el género, acusado de pervertir las mentes y las costumbres.

El Decamerón tuvo imitadores en los siglos posteriores tanto en su construcción general como en las historias más populares. Cervantes juega con esta herencia en la mesa de trucos que suponen Las novelas ejemplares (sin marco narrativo pero con la unidad fuertemente construida en el prólogo a partir de la personalidad del escritor) y en la promesa no realizada de Las semanas del jardín (que los especialistas imaginan con la recuperación del marco narrativo). De Cervantes parte María de Zayas para regresar al Decamerón en gran medida.

En efecto, María de Zayas recupera y matiza el marco narrativo a lo Boccaccio. Como en el Decamerón, la idea nace de un grupo de mujeres al que luego se le sumará otro de hombres (aquí, cinco y cinco, con la mediación de la madre de una de las jóvenes). No se tratará ya de huir de la peste sino de entretener en un sarao divertido, ameno y variado (hay música, romances, bailes...) las largas noches del invierno desde la Nochebuena.

María de Zayas, como Boccaccio, nos pone en la pista de que este tipo de reuniones fomentaba el encuentro entre jóvenes -en ambos de la clase social más elevada, pero hay testimonio de que algo similar ocurría en otras capas sociales- en torno a la narración oral de historias de un género que no era bien visto por los moralistas. En las Novelas amorosas y ejemplares de la Zayas, por mucho que pretenda el título o algunas frases de advertencia contra las consecuencias sentimentales, el tema central es el amor y no siempre el recorrido de las historias es ortodoxo según las normas sociales. Hablar de amor entre jóvenes siempre supone un grado de libertad, incluso en ambientes controlados. Más aún si el motor del debate es una novela.

Inteligentemente, Zayas intenta sortear el riesgo. Aunque el título centre la colección genéricamente como novelas -sabemos que el título es cosa del impresor, que tiene afán de vender y no se anda en miramientos a la hora de buscar al público-, ella prefiere llamarlas maravillas, para evitar las connotaciones negativas que podía despertar el término tan solo unos años después de la prohibición de publicar novelas que se había decretado en Castilla.

Pero hace algo más María de Zayas. Construye su marco narrativo para favorecer el debate. Quiere que a partir de sus argumentos se hable sobre la pertinencia o no de los amores que en sus novelas se cuentan. Al  final de su primera colección lo explicita y se da como premio una joya a quien mejor argumente en la disputa.

Independientemente de que nos interesen más o menos los argumentos hoy o la forma de narrar las historias, he aquí una de las claves de la importancia de María de Zayas en la historia de la novela moderna europea. Es fácil de imaginar que el debate entre los jóvenes que se cuentan las historias en la colección se trasladase al grupo de lectores y oyentes -se solía leer en grupo-. Un grupo de jóvenes debatiendo sobre novelas que hablan de historias amorosas, expresando sus opiniones al respecto. Un club de lectura mal visto por los censores moralistas, claro. Por cierto, si el lector moderno tiene alguna dificultad con las historias, que intente leerlas en voz alta: comprobará que están pensadas para la transmisión oral. No es de extrañar el éxito que tuvo esta colección y su continuación en toda Europa.


- Hasta la tercera semana de octubre nos dedicaremos a comentar algunas novelas breves de María de Zayas Sotomayor.  Algunos lectores del formato presencial me pidieron continuar con la lectura de Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga, el último de los títulos leídos en el curso que cerramos. Para darles tiempo a terminarla durante el mes de septiembre propuse esta otra lectura complementaria para iniciarnos ahora. Para quienes no conozcan la obra de María de Zayas (Madrid 1590-¿1661?), su descubrimiento será una auténtica sorpresa. Durante mucho tiempo su nombre fue olvidado en los manuales de la historia de la literatura española y su recuperación desde hace unas décadas ha sido lenta pero imparable. Es de justicia reconocer su importancia en la novela española. 

- Se puede encontrar una breve biografía de la autora en este enlace.

- En el mercado editorial hay varias ediciones de sus novelas. Las mejores de ellas son las publicadas por la editorial Cátedra (Desengaños amorosos al cuidado de Alicia Yllera y Novelas amorosas y ejemplares al de Julián Olivares).

Para facilitar la consulta a todos los lectores recomiendo la descarga gratuita de sus novelas en una más que correcta edición en la revista electrónica Lemir al cuidado de Enrique Suárez Figaredo: aquí las Novelas amorosas y ejemplares y aquí los Desengaños amorosos.


Noticias de nuestras lecturas

Paco Cuesta se muestra combativo a la hora de iniciar su lectura de Zayas. No es para menos: ella tuvo que romper muchas barreras y hay que contribuir a reconocérselo.

Pancho arranca con fuerza su comentario sobre las novelas de María de Zayas: pone en juego todas las preguntas que debemos hacernos en su primera entrada para comenzar de lleno en la historia de Aventurarse perdiendo, en la que se fija hasta en los detalles con los que la Zayas refuerza el realismo de la historia. Nos deja suspensos en un convento escuchando a María Dolores Pradera...

Luz del Olmo nos ofrece una perspectiva interesante para abordar la lectura de Zayas: la poesía y la conspiración de silencio sobre su obra...

Mª del Carmen Ugarte se viste lo más cercana que puede a la época de la Zayas y entre rosquillas y anises escribe una maravillosa y reivindicativa entrada.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, aunque en las últimas semanas no haya podido cumplir esta promesa por diferentes cuestiones.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

7 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Las novelas de la Zayas son fiel reflejo de un mundo donde los hombres son los dueños de todo, incluidas las mujeres, que se aventuran perdiendo siempre y el único refugio seguro y bien visto es el convento. Doña María pone en boca de sus personajes femeninos amargos párrafos de denuncia de la situación de indefensión en que se encontraban:
"...y así, por tenernos sujetas desde que nacimos, vais enflaqueciendo nuestras fuerzas con temores de la honra, y el entendimiento con el recato de la vergüenza, dándonos por espadas ruecas, y por libros almohadillas."

Un espíritu de rebelión que se cuela en unos argumentos un tanto pesaditos, culebrones...a veces un tanto escabrosillos.

A ver si publico mi entrada de una vez, la de "Aventurarse perdiendo", que ando algo espesa para escribir últimamente.

Un abrazo, Pedro.

pancho dijo...

La prohibición de escribir novelas es dato esencial para entender la denominación original de "Maravilla" que le da María de Zayas a sus relatos.
Los grupos de lectura son así tan viejos como el hombre, hasta en Atapuerca habría algún dotado que recitaría poemas o contaría historias para amenizar las largas tardes de invierno. Internet no es más que un soporte de difusión y de propaganda, lo importante es que haya mucha gente que tenga mucho valioso que contar.
Agradecido por esta lección tan bien trabajada de Literatura. Nosotros a escuchar que cuesta bien poco. De escribir, hacemos lo que podemos.Y a esperar el final de la cuenta atrás del acabose de mañana. Que nadie diga que no estuvimos aquí ese día.



andandos dijo...

Tengo que comentar con mi mujer y mi hija a esta autora y a sus obras.

Un abrazo

Paco Cuesta dijo...

Punto de vista muy interesante el de jóvenes que, en fin, tratan de sacar a la luz sus inquietudes y quizá temores.
Un abrazo

Myriam dijo...

Desde luego que a los moristas que querían que la mujer obedeciera a su marido y callara no le iban a gustar nada que incentivara el debate entre ellas, nada que las hiciera pensar, argumentar y decir "no, no quiero esto". ¡Qué pedagógica es Maria Zayas!. Tu case: interesantísima, como siempre.

Y el Decameron siempre actual. Hace años vi una película que se llamaba "El decamerón negro". Recuerdo que me habia gustado. En ella iba un trovador de pueblo en pueblo que unia las historias que se contaban.

Besos
Ya leeré los aportes de los compañeros, no bien tenga un rato libre.

Myriam dijo...

Aquí pongo el enlace:

https://es.m.wikipedia.org/wiki/El_decamer%C3%B3n_negro

Myriam dijo...

Y aquí está el enlace a lainfo de la película:

https://en.m.wikipedia.org/wiki/The_Black_Decameron